viernes, 31 de enero de 2014

Empezando

La parada del autobús, hoy, estaba más arremolinada.
El gentío de chiquillos, los grupillos de colegialas,
estaban más numerosos que otras mañanas.
El día, lluvioso, procura la reunión
donde, entre risas y correrías en torno
al grupo, se esgriman paraguas cabeceros
con voces de alerta y carcajadas morbosas,
propias en los juegos repentinos de la chiquillería.
Jovial, como de costumbre,
bajaba, esta vez de la mano de su madre,
por lo de la inclemencia del tiempo,
que une viento y lluvia, claro,
con toda su cara redonda, alegre como
la tienen todos los de su condición,
mostrando tanta alegría e ilusión
como talla de pantalón usa,
que la acrecentaba a manera de que se aproximaba
a la incorporación del grupo escolar,
ese grupo que espera al autobús
que lo llevará a su correspondiente colegio .
Alegría en la despedida maternal,
para, de un golpe instantáneo, separarse
de las manos protectores y pegarse
como imán a la algarabía formada.

Se le ve feliz. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario